Sobre Mi

Ministro de Divorcio es Pastor David. Soy un ministro y capellán profesional. He sobrevivido la infidelidad de mi primera esposa, el divorcio y un juicio eclesiástico según el divorcio para mantener mi licencia ministerio. El dolor de la infidelidad mezclado con “cristianismo” toxico son cosas que comprendo fuertemente. Más que todo, sé el amor personal del Dios, su bondad y su consideración para la gente  como yo. ¡Soy hijo de un Dios maravilloso!

 Tengo título en Filosofía de Carleton College y la Maestria de Teología de la Universidad de Yale. También completé un programa para el guía pastoral, es un requisito para ser un capellán. Por este programa gasté un año de residencia en un hospital desarrollando mis habilidades profesionales con el cuidado de los pacientes y sus familias en un lugar médico. Tengo certificado de la junta directiva de los capellanes, significando que he recibido el estándar de excelencia en la profesión.

Empecé el blog para romper el silencio y la confusión sobre el tema de infidelidad y el divorcio en la iglesia, además quiero apoyar los que han vivido la destrucción de la infidelidad y/o el divorcio. Uso “infidelidad” y “aventuras” de manera intercambiable. Los dos incluyen aventuras sexuales e emocionales (de acuerdo con la calificación usado por consejeros matrimoniales). Adulterio uso solamente para aventuras sexuales. Mi creencia y mi propia experiencia son que Dios nos cuida, aún por los valles, el dolor y la oscuridad de la infidelidad y el divorcio. Dios no nos soltará.

Mi testimonio de la bondad y el merced de Dios es que por Él, mi vida se convirtió a felicidad y algo de belleza otra vez. Casi dos años después de que mi primera esposa me abandonó persiguiendo otros hombres, me casé con una hermosa mujer que me respeta, Dios está en su corazón y me cuida el corazón. Ella es bilingüe en español e inglés (ella es la que traduce este blog). Ella tiene la Maestría en la Educación de la Niñez Temprana y es una corredora. Ha corrido unos maratones y varias otras carreras de distancia. Además, soy papá a su hermosa niña prescolar.

Dios me restauró la risa y el gozo de mi corazón otra vez.

Mi vida esta rebosante con gozo. Puedo servir la gente con compasión y mostrar su amor para las familias, empleados, y pacientes terminando su tiempo en la tierra.

Soy testigo para Dios y doy la historia de mi vida para la verdad, para el mensaje de Jesús (Mt 5:4 LBLA):

“Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.”

Amen.

 

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